UNA APROXIMACION AL "GO RIN NO SHO" 五輪書 DE MIYAMOTO MUSASHI
地MANUSCRITO DE LA TIERRA
MUSASHI nos ofrece aquí una perspectiva global de todos los “caminos” posibles.
Diferentes vías se abren para crear nuestra propia perspectiva de la vida.
Todas ellas (religioso, poeta, médico, maestro, artista, etc..) quedan resumidas en cuatro: campesino, comerciante, artesano y guerrero.
Esta visión, aparentemente reducida y lógicamente referida a la sociedad japonesa de la época, nos permite valorar la propuesta en su justa medida.
Se nos ofrece nada menos que una “visión de vida”, tal como la definen muchos movimientos esoteristas de nuestra era.
Recapacitemos y tratemos de buscar en nuestro interior más profundo, el objetivo de nuestras vidas: ¿Qué hemos venido a hacer en este mundo? ¿En qué momento de nuestra existencia tuvimos una visión clara de esa “misión”? ¿En qué momento la abandonamos para elegir una vida más cómoda y “coherente” con el entorno social en el que nos movemos? ¿Cuándo traicionamos nuestras ilusiones?.
En el GORIN NO SHO se analizan todos los caminos. Todos ellos requieren ser abordados con seriedad. Solo siendo conscientes de cada momento, seremos capaces de valorar el camino elegido.
Cada cosa que abordemos, debemos afrontarla desde la perspectiva del guerrero: aquél que lucha denodadamente por defender su particular “visión de vida”.
“El Camino del Guerrero significa conocer y seguir tanto los caminos del pincel como del sable”: necesitamos despertar y cultivar la intuición, nuestra expresión creativa más pura… y luchar por ella contra todas las dificultades que aparecen en nuestra vía.
El elemento Tierra nos acerca a nuestro origen, a la Naturaleza de donde procedemos. Nos ofrece una base sólida sobre la que apoyarnos y crecer. Tal como el propio MUSASHI reconoce: “Conociendo desde los aspectos más elementales, hasta los más desarrollados, uno va evolucionando, de lo superficial hacia lo profundo. Un camino recto nivela la superficie de la Tierra…”
Pero en ningún momento podremos alcanzar el verdadero camino dominando exclusivamente el manejo del sable. Por lo tanto, cada una de las estrategias aportadas en este libro, deben aplicarse siguiendo una perspectiva mucho más global.
Derrotar a un adversario, significa también vencer una dificultad, abordar con una especial estrategia cualquier problema grave que pueda afectarnos.
En un contexto mucho más próximo al KEN JUTSU (arte de manejo del sable), MUSASHI establece un sistema hasta cierto punto innovador en el que el sable corto (WAKIZASHI; SHOTO) comienza a tener una identidad propia dentro del combate. También, y de una manera indirecta, propugna una mayor frecuencia en el uso del sable largo (KATANA; DAITO) manejado con una sola mano. El objetivo es siempre el de utilizar todos nuestros recursos disponibles frente a un peligro potencial:
“Ningún guerrero querría morir teniendo aún sus sables enfundados, sin haber hecho uso de ellos”.
Otra interpretación de este apartado nos anima a una utilización más armoniosa de los lados derecho e izquierdo de nuestro cuerpo, relacionados con los dos hemisferios cerebrales. El propio autor reconoce la dificultad para esgrimir el sable con la misma habilidad por ambos lados. De aquí la necesidad de practicar tanto con el sable largo, manejado normalmente con la mano derecha (regida ésta por el lado izquierdo de nuestro cerebro, y enfocado por ello a un trabajo mucho más racional y estructurado) como a potenciar la esgrima con nuestro brazo izquierdo (regido por el hemisferio derecho del cerebro, influido por tanto, para un desarrollo de técnicas mucho más intuitivas, dentro de un ámbito totalmente creativo).
La forma de sujetar un solo sable (TE NO UCHI) con las dos manos (RYO TE) obliga a un trabajo conjunto de esas dos actitudes: racional e intuitiva, canalizándose a través de la única empuñadura (TSUKA) del KATANA, para cristalizarse en una acción unificada a través de su hoja.
El manejo del sable en KATA TE (una sola mano) permite conjugar, de una forma más dinámica y completa, las acciones de ambas manos. Los componentes pasivos (IN; Yin) y activos (YO; Yang) de cada técnica, que en el manejo del KATANA en RYO TE, se alternan a través de una única empuñadura, se manifiestan individualizados en cada sable dentro de los movimientos de NITO RYU.
Por un instante el guerrero parece convertirse en dos: uno que maneja el sable largo (DAITO) con una estrategia perfectamente estructurada, y otro que esgrime el corto (SHOTO) de forma creativa, imprevista pero coincidente con el objetivo común de ambos.
Los dos sables se mueven sin interrupción, alternando paradas y ataques en una continuo flujo de energía que envuelve al adversario, anulando su capacidad de respuesta.
MUSASHI aconseja el uso del sable con una sola mano en situaciones que requieran mayor movilidad, por ejemplo cuando es necesario correr; también en terrenos pantanosos o suelos irregulares.
El sable largo es útil en lugares muy amplios, pero cuando el combate se desarrolla en espacios reducidos el SHOTO adquiere un valor definitivo.
No obstante, cuando requerimos una fuerza adicional en un bloqueo o tratamos de descargar un golpe final sobre el oponente, el agarre en RYO TE (dos manos) se muestra necesario.
El autor se refiere a su sistema de dos sables como la táctica más eficaz en combates contra varios adversarios. De esta manera puede golpearse simultáneamente en dos direcciones distintas o cubrir también a la vez dos áreas de nuestro entorno, estrategia por otro lado imposible con un sólo sable.
El concepto de la distancia está igualmente ligado a la longitud del sable empleado por un lado, y a la cobertura de la guardia (KAMAE) adoptada, por otro.
La distancia corta aconseja el uso del SHOTO. Su longitud además permite un desenfundado más rápido (IAI) que el KATANA del oponente.
El ritmo del combate (RITSUDO) es el aspecto al que más frecuentemente se refiere MUSASHI en su obra. El término no se refiere exclusivamente al concepto que relaciona velocidad y tiempo, tal como podríamos pensar en un principio. Este ritmo incluye elementos muy próximos a la idea de armonía, y más concretamente al término MUSUBI (conexión). Este último es el aspecto fundamental del combate. Es el lazo de unión entre los contendientes, que permite la percepción inmediata de intenciones, gestos…y por lo tanto, de estrategias a emplear. Todo ello dará como consecuencia una respuesta adecuada: en anticipación (SEN NO SEN) o en contraataque (GO NO SEN). “Conociendo los ritmos de nuestro adversario y utilizando respuestas que no se espera, generando ritmos sin forma basados en el ritmo del Vacío. De esta manera venceremos en combate”.
Toda la estrategia descrita requiere de una perspectiva amplia, no limitada al uso del sable, sino trasladada a cualquier otro arma: lanza (YARI), alabarda (NAGINATA), arco (YUMI) incluso el combate sin armas (TAI JUTSU). En realidad se refiere a cualquier arma o forma de combate.
Necesitamos mantener el espíritu del BUDO (Artes Marciales) y trabajar con perseverancia, no solo dentro de los límites de un DOJO (lugar de entrenamiento), o en situaciones definidas. Debemos poner a prueba nuestras estrategias en escenarios no tan cruentos como un campo de batalla, pero igualmente peligrosos para nuestra propia supervivencia: las agresiones y dificultades de la vida cotidiana.
MUSASHI resume todo ello en unas sencillas normas, con las que cierra el primer capítulo TIERRA:
• Consideremos aquello que es correcto y verdadero
• El camino se desarrolla a través de la práctica
• Cultivemos otras artes diferentes para lograr que nos sean familiares.
• Conozcamos los principios del Camino.
• Entendamos la utilidad del camino a través del conocimiento intuitivo.
• Tomemos conciencia de lo que no podemos ver.
• Pongamos la atención en asuntos sin importancia, en los pequeños detalles.
• No hagamos nada que sea inútil.
水MANUSCRITO DEL AGUA
En este apartado, MUSASHI describe su visión acerca de lo que supone aplicar la “adaptabilidad” del elemento Agua, al desarrollo práctico del sistema estructurado y definido en el manuscrito anterior.
El autor define una perspectiva personal en la utilización del sable largo, insistiendo en la necesidad de entender la relación entre el combate individual y la batalla a gran escala.
El espíritu inmutable (MUSHIN) debe acompañar cada una de las acciones encaminadas hacia la victoria. Una mente tranquila aporta estabilidad a nuestra estrategia y suministra el equilibrio necesario a nuestras técnicas para controlar el final del combate, incluso en las situaciones más difíciles.
De la misma forma, un estado de alerta mental (ZASHIN) permite encontrar rápida e intuitivamente la respuesta eficaz al ataque del adversario.
Estos principios permiten lograr la victoria, compensando posibles desequilibrios técnicos o de fuerza.
MUSASHI describe cómo debe ser la mirada (METSUKE) en combate: los ojos deben mirar permanentemente al oponente, intentando controlar continuamente sus movimientos.
Aquéllos que siguen la vía del sable (KEN JUTSU), saben que fijar la mirada en el adversario, directamente en su arma o en sus ojos, no permite un control adecuado de sus movimientos.
Nuestra mirada debe controlar al oponente globalmente; para ello es preciso cruzar un poco las líneas de enfoque de nuestros ojos, bizqueando ligeramente, y centrar nuestra atención en el triángulo desde donde se originan sus ataques: aquél que forma su cabeza con los extremos de los dos hombros. La práctica continuada nos permitirá descubrir progresivamente esas pequeñas señales que transmiten las intenciones de su ataque.
Como buen conocedor de los elementos que intervienen en el combate, MUSASHI insiste en la adecuada actitud corporal (KAMAE): barbilla retraída ligeramente, columna vertebral recta, caderas equilibradas, hombros relajados, rodillas flexionadas y en la misma dirección que los pies, tensión controlada en el abdomen (HARA).
De todo ello, cabe destacar la importancia de la acción coordinada del eje: columna – caderas. La sincronización de nuestros movimientos, viene definidos por un perfecto control de las caderas articulado desde la vertical de la columna vertebral.
El apartado correspondiente al TE NO UCHI (forma de empuñar el sable) describe la manera adecuada de colocar la mano.
El término: TAMAGO NO UCHI (sujetar un huevo) expresa gráficamente la forma correcta: tan flexible como para no romperlo, tan firme como para no dejarlo caer.
Cada dedo tiene su propio cometido:
Pulgar e índice establecen el control, alternando fuerza y relajación, permitiendo cambios rápidos de dirección para atacar o bloquear. Los dedos anular y meñique controlan la fuerza en ataque, presionando el TSUKA (empuñadura) contra la línea central de la palma de la mano. El dedo medio por último, situado en el centro, equilibra la ación de los otros.
Crispar el agarre del sable significa, en términos del propio MUSASHI: morir. Un sable repleto de vida requiere una sujeción flexible.
Respecto al desplazamiento de los pies (ARUKI WAZA), el autor recomienda desplazamientos naturales (SHIZEN ARUKI), con buen equilibrio sobre ambos pies, de manera que permitan pasos deslizantes tipo TSURI ASHI o YORI ASHI en los que los pies se complementan, compensando inmediatamente la distancia entre ellos.
De igual manera, y con ánimo simplista, resume todos los KAMAE en sólo cinco fundamentales:
1. JODAN (alta)
2. CHUDAN (media)
3. GEDAN (baja)
4. MIGI NO WAKI (en la cadera dcha.)
5. HIDARI NO WAKI (en la cadera izda.)
De ellas, las tres primeras la considera: fuertes, y las dos últimas: flexibles. Y de las cinco, la guardia CHUDAN NO KAMAE seria la más importante, por resumir en ella los valores de todas las demás (“es el comandante y las tropas le siguen”).
Desde una posición estable, el sable largo debe manejarse sin tratar de moverlo demasiado rápido. La naturalidad debe ser nuestro objetivo.
El trabajo de velocidad debe reservarse para el sable corto.
La trayectoria de los cortes (KIRI WAZA) es un tema analizado detalladamente en el Manuscrito de Agua: “…después de golpear, retornar el sable por el mismo camino que descendió”.
Un estudio en profundidad demuestra que, mientras los sables en la esgrima occidental cortan en trayectorias hacia fuera, el KEN JUTSU japonés lo hace siempre hacia dentro de nuestro cuerpo. Es decir hacia el HARA (abdomen). El KATANA describe entonces una trayectoria circular en la que se pueden diferenciar claramente dos fases: una centrífuga en el inicio del corte, y otra centrípeta al finalizarlo tirando del TSUKA (empuñadura) hacia nosotros.
Son los dos aspectos de la acción:
YIN: preparación, y YANG: ejecución.
El corte se realiza al salir y no al entrar en el cuerpo del adversario.
En un ataque continuado, con encadenamiento de técnicas (RENZOKU), la preparación de nuestro ataque coincide con el bloqueo del ataque del oponente (YIN) como parte pasiva de nuestra acción. La fase (YANG) se corresponde con la explosividad de nuestro ataque.
La hoja del KATANA bloquea normalmente con la zona central de la misma, próxima al TSUBA (empuñadura). Se utiliza en cambio, el último tercio del filo (MONO UCHI), cercano a la punta (KISAKI), para asestar los cortes definitivos.
Volviendo a la aplicación de los KAMAE, MUSASHI a pesar de definir cinco formas básicas, insiste no obstante en la necesidad de no mantener una guardia fija, proponiendo entonces “mantener una posición sin forma”, es decir: MU NO KAMAE para evitar ser interceptado por el adversario.
En otros párrafos del libro, se refiere a la guardia media (CHUDAN) en la misma forma en que algunas escuelas de KEN JUTSU definen SEIGAN NO KAMAE. Es decir dirigiendo la punta del KATANA hacia los ojos del oponente. Esta posición logra un efecto intimidatorio, capaz de bloquear la capacidad de acción del adversario, y a la par otro efecto visual por el que, su mirada, en línea con la hoja le impide controlar la longitud real del sable que le amenaza, perdiendo la noción efectiva de distancia.
Otro concepto importante que podemos extraer del Manuscrito del Agua, es el de: KI KEN TAI ICHI.
Este pensamiento común a todas las artes marciales, reúne todos los factores determinantes de la acción, en lo que llama: “golpe de un solo instante”.
Atacamos de manera fulminante cuando percibimos una apertura en la guardia del oponente, antes de que él pueda reaccionar.
En ese momento nuestra energía (KI) nuestro sable (KEN) y todo el cuerpo (TAI), se mueven al unísono (ICHI), alcanzando el objetivo a la vez y con la determinación de vencer.
Para ello debemos comprender antes los conceptos de KYO y JITSU.
KYO: es la debilidad, el vacío que se crea en una apertura de la guardia de UKE (oponente). Esa apertura puede ser física o mental.
JITSU: es la fuerza, la concentración de energía en un punto o en un instante.
Reconocer el KYO del adversario, permite atacar con decisión en ese momento, o a ese punto vulnerable.
MUSASHI en este manuscrito nos recuerda una y otra vez, la necesidad de comprender que la práctica, durante toda la vida, es una obligación del guerrero (BUSHI):
“Vencer con decisión cada día el Yo del día anterior”…
“Por mucho oponente que derrotemos, si no seguimos un estricto entrenamiento, no estaremos situados en el Camino”.
“Mil días de práctica es disciplina… diez mil días de práctica es perfección”.
Como consecuencia de este continuo entrenamiento, el BUSHI desarrolla los factores determinantes para la victoria en el combate:
– MAI – AI: El concepto de distancia, no tanto relativa a la separación entre contendientes, como aquello que afecta al KUKAN, espacio vacío en el que desarrollamos nuestras propias acciones y en el que se manifiestan igualmente las del oponente.
– RITSUDO: ritmo del combate, al que nos hemos referido con anterioridad.
– MUSUBI: Conexión (tangible o mental) entre los dos oponentes, que permite el adecuado encadenamiento de técnicas.
– KIME: La decisión en cada una de las acciones, manifestada a través de un enfoque correcto del movimiento, sustancialmente al final de su recorrido.
– METSUKE: Una mirada activa, capaz de controlar globalmente al adversario, y traslucir a la vez serenidad interior, espejo del dominio sobre nuestras emociones.
– SHISEI: Posición y actitud equilibradas. Soporte firme de cualquier acción.
– ZANSHIN: Estado de alerta continuo. Capacidad de percepción para detectar cualquier posible riesgo a nuestro alrededor.
Estos factores soportan la eficacia de nuestra estrategia. Basándose en ellos, MUSASHI establece unos modelos de aplicación relacionados con las cinco posiciones (KAMAE) fundamentales y que pueden interpretarse de diferentes maneras:
• CHUDAN NO KAMAE:
Desde esta posición, apuntando con nuestro sable a los ojos de UKE (Seigan), nos aproximamos a él. UKE comienza atacando en SHOMEN GIRI (vertical a la cabeza) que bloqueamos hacia la derecha. Vuelve a atacar en SHOMEN GIRI: paramos haciendo subir la punta de su sable. UKE comienza un nuevo ataque en SHOMEN, momento que aprovechamos para anticiparnos y golpear hacia arriba en sus manos.
• JODAN NO KAMAE:
Desde una posición alta, esperamos el ataque SHOMEN del adversario, que esquivamos y controlamos abajo. Cuando UKE vuelve a atacar SHOMEN: desviamos dirigiéndolo hacia arriba y continuando el movimiento circular para atacarle en SHOMEN GIRI.
• GEDAN NO KAMAE:
Desde una posición con el sable dirigido hacia abajo, provocamos con el sable el ataque en SHOMEN de UKE para golpear sus manos hacia arriba, bloqueando la trayectoria. Si UKE golpea de nuevo, repetir la operación dirigiendo ahora el sable hacia sus brazos para cortar y desarmarlo.
• HIDARI WAKI NO KAMAE:
Con el sable en la cadera izquierda, en horizontal, bloqueamos el ataque en SHOMEN al final del recorrido cortando en KOTE GIRI a sus antebrazos. Luego cortar hacia arriba en KASUMI GIRI, diagonalmente a la cabeza de UKE.
• MIGI WAKI NO KAMAE:
Con el sable horizontal en nuestra cadera derecha nos anticipamos al ataque de UKE y movemos nuestro KATANA en diagonal cruzando desde abajo hasta JODAN NO KAMAE. Desde allí atacamos en SHOMEN.
Todos los ejemplos descritos no son sino interpretaciones de los conceptos desarrollados por el autor en este manuscrito.
Igualmente insiste en la necesidad de no entender el KAMAE como algo fijo. Es necesario aprender a fluir de una guardia a otra en perfecta continuidad de movimientos: “En las batallas, la formación fija de las tropas, es una mala estrategia”.
Dentro del pergamino del elemento AGUA, MUSASHI establece una serie de recomendaciones a modo de estrategias individuales, que han sido adaptadas de muy diversas formas. Entre todas ellas podemos destacar:
• “Tocar y cortar”:
Nuestro primer ataque se dirige a las zonas más accesibles del adversario: manos, antebrazos, piernas… Una vez mermadas momentáneamente las facultades del oponente, descargamos entonces el ataque definitivo.
• “El ritmo de dos tiempos (dos primaveras)”:
Atacamos y UKE esquiva o boquea. Todo ello ha provocado una tensión en su actitud. Esperar a que él manifieste un cambio, relajándose, para atacar definitivamente.
• “Cortar de una manera continua”:
En cada ataque, sea el objetivo que sea, debemos cortar sin parar, a distintos niveles: tronco, cabeza, piernas..
• “Tres defensas”:
En las formas de UKE WAZA (defensivas); MUSASHI propone tres formas de actuar:
a) Desviar su ataque hacia nuestra derecha, pero intentando alcanzar sus ojos.
b) Deslizar nuestro sable al bloquear, penetrando frontalmente hacia su cara.
c) Cuando la distancia en el bloqueo es muy corta, podemos golpear su cara con nuestro puño izquierdo.
• “Clavar en el corazón”:
Hace mención a la oportunidad de aplicar un ataque en TSUKI (estocada), cuando encontramos una apertura a la altura del pecho. Para ello: giramos el sable y colocamos la hoja horizontal apuntando hacia su corazón.
• “El cuerpo del mono”:
En esta táctica, los brazos se mantienen cerca del cuerpo sin extenderlos. El ataque se realiza desde una distancia muy corta entrando con todo el cuerpo y no sólo con los brazos.
• “Atacar sin forma, ni intención”:
UKE nos ataca cuando nosotros vamos a hacer lo propio. Dejar entonces que nuestras manos se manifiesten intuitivamente, sin preparación (..”desde el Vacío”).
• “Técnica de las hojas de arce”:
En un KAMAE con los dos sables cerca, golpear con fuerza el sable del adversario para hacer que lo suelte. Después, realizar un ataque definitivo.
• “Combatir por la altura”:
En situaciones de proximidad, con los sables bloqueados, estirar las piernas para ganar altura y golpear ahora desde arriba.
• “Apuntar a su cara”:
El concepto del KAMAE es fundamental para controlar al oponente entre dos ataques. Con una guardia SEIGAN NO KAMAE amenazamos continuamente la cara del adversario.
• “El cuerpo que se pega”:
Esta forma hace referencia al trabajo a distancia corta (CHIKA MA), pegándonos al cuerpo del oponente, aprovechando las oportunidades que ello nos ofrece.
• “Cortar como el agua que fluye”:
En una distancia corta (CHIKA MA) y después de que nuestro ataque sea bloqueado por el adversario, fluir despacio pero continuo, cortando presionando con el cuerpo al adversario.
• “La espada en lugar del cuerpo”:
Esta técnica hace mención a los ataques que se realizan desligando la acción del sable de la del propio cuerpo, para desconcertar al adversario y poder golpear más rápidamente.
• “Mantener el contacto”:
Se trata ahora de desarrollar el concepto del MUSUBI (enlace). Según éste, debemos mantener nuestro sable en contacto con el del oponente para captar su estrategia, para predecir sus movimientos. Debemos aprender a distinguir entre el sentido de “contacto” y el de “bloqueo”, que corresponde a un sable atrapado por el adversario, sin capacidad de respuesta.
• “Cortar como una centella”:
Cuando nuestro sable y el del adversario chocan bruscamente, quedando inmovilizados juntos, cortar desde aquí al oponente sin mover demasiado el sable. Apoyar con el cuerpo y las piernas para lograrlo.
Con todas estas propuestas para el desarrollo de estrategias particulares, MUSASHI cierra el manuscrito del AGUA, desarrollado como compendio explicativo de las características de su escuela: NITEN RYU (De los dos cielos).
Es un resumen pormenorizado de los elementos básicos de esgrima (KEN JUTSU) muy útiles para la formación adecuada de un BUSHI.
火MANUSCRITO DEL FUEGO
Con un sentido eminentemente práctico, muy propio de su estilo, MUSASHI interpreta la esencia de la actitud FUEGO como algo íntimamente ligado al combate en sí mismo.
No hay tiempo para crear formas de entrenamiento (KEIKO) paralelos; todo debe ir encaminado a la eficacia, a la victoria final en la confrontación.
No existe nada trivial en un duelo a muerte o en un campo de batalla. Nuestra preparación va a definir también nuestra propia capacidad de supervivencia.
Efectivamente, el autor no deja duda alguna acerca de la existencia primordial para un BUSHI: buscar la esencia del combate y depurar su técnica día a día.
Este capítulo es por tanto, un compendio de estrategias de lucha, que incluyen tanto las técnicas propias de NITEN RYU, como de otras escuelas.
No deja de resultar curiosa, la importancia que MUSASHI otorga, no sólo al filo del sable (HA) sino al propio dorso (MINE) de la hoja.
Si analizamos en profundidad sus estrategias de ataque o defensa, podremos comprobar que muchas de ellas incluyen golpes en los antebrazos, muñecas o en las mismas manos del oponente para hacerle perder el control sobre su sable o incluso para obligarle a dejarlo caer.
Podríamos pensar que hay, tras estas formas de actuación, un intento de proporcionar al adversario la oportunidad de rendición… un modo de evitarle la muerte.
En KEN JUTSU existe una forma de utilización del sable denominada KATSIJINKEN, en la que los movimientos se realizan con el objetivo de desarmar al oponente, doblegándolo, sin provocarle daños irreparables.
En cualquier caso, dentro del manuscrito del FUEGO, el autor nos vuelve a proponer formas estratégicas de actuación para vencer a toda costa en una confrontación.
Algunas de ellas son:
• “Estrategias para dominar al adversario”:
MUSASHI establece tres formas de tomar la iniciativa en combate:
1. KEN NO SEN: Se trata de un ataque realizado desde la inactividad, con toda la explosividad característica del elemento FUEGO, para lograr sorprender al adversario.
2. TAI NO SEN: Mostrar debilidad para, cuando el oponente vaya a comenzar su ataque, saltar sobre él tratando de anticiparnos.
3. TAI TAI NO SEN: Desde la calma, observar al adversario para cuando él inicie su ataque, hacer nosotros lo propio, de manera que resulten movimientos simultáneos.
Como se puede apreciar, en esencia, estas tres formas tienen un objetivo común: la anticipación. Independientemente de cómo actúe el oponente, nosotros debemos hacerlo de manera explosiva tratando de adelantarnos. La ubicación de esta estrategia en este manuscrito es doblemente acertada: como forma de combate primero, y como técnica asociada a las características del elemento FUEGO (KA NO KATA) después. Otras actitudes básicas de combate asociadas a los Elementos Naturales son:
CHI NO KATA: Responder o atacar desde la fuerza que surge de la inmovilidad. Afianzándonos en la energía de la posición actual: sin avanzar ó retroceder. Confiando en nuestra disponibilidad.
SUI NO KATA: Recibimos el ataque del adversario, desplazándonos para absorber su energía y trasladarla, debilitándola, hasta un punto de control desde donde respondemos contraatacando enérgicamente. Esta forma en ocasiones es denominada también: GO NO SEN.
FU NO KATA: Tratamos de manipular el ataque del adversario de una forma evasiva, situándonos continuamente fuera de su alcance, pero controlando permanentemente su balance, empleando el menor grado de energía. Corresponde a la forma de combate más inteligente.
Como puede observarse, estas tres estrategias podrían catalogarse como defensivas o evasivas, a diferencia del KA NO KATA explicado por MUSASHI.
• “KIAI”:
MUSASHI realiza un análisis de esta técnica, en función de su momento de ejecución:
1. Grito inicial (SHO): muy fuerte para intimidar al adversario (vocalización ¡¡ EII !!)
2. Grito intermedio (CHU): en tono grave y surgiendo como un rugido desde el bajo abdomen.
3. Grito final (GO): grito fuerte para proclamar nuestra victoria.
A todo ello lo denomina: SEN GO NO KOE (grito de antes y después).
No obstante, la técnica del KIAI (unión del espíritu o energía vital) tiene algunas otras vertientes de interés.
El KIAI manifiesta determinación para alterar de alguna manera los acontecimientos que nos rodean. La armonía que pretende, actúa tanto interior como exteriormente.
Dentro de sus otras posibles formas podríamos citar:
EL KIAI DE ATAQUE: coincidente con el que MUSASHI denomina “Inicial”. Cuyo sonido puede ser: ¡¡ EEIIITT !!.
KIAI REACTIVO: para desviar la atención del adversario, rompiendo su esquema de ataque y desenfocando su técnica. El sonido podría ser: ¡¡TOOH !!.
KIAI VICTORIOSO: denominado “Final” por MUSASHI. Que pretende desanimar al adversario, mostrando superioridad. Puede tomar las formas: ¡¡YAH !! ó YOH !!.
KIAI OCULTO: que no necesariamente sería un grito como tal y que suele ser más un sonido fluido similar a: ¡¡UHMMM !! y que requiere mucho más enfoque mental.
En cualquier caso, y lejos de ser una simple vocalización con mayor o menor nivel sonoro, el KIAI tiene más relación con el propio SONIDO en sí mismo y su frecuencia vibratoria. La energía que desarrolla, se expande hacia el exterior afectando las circunstancias que nos rodean, así como hacia nuestro propio interior, creando la vibración adecuada para potenciar la energía de nuestros centros de poder.
El tipo de energía del KIAI generado desde nuestro HARA (centro de energías del hombre), está muy relacionado con el desarrollo de la actitud FUEGO, elemento identificativo de este manuscrito de MUSASHI.
• “Conocer las condiciones del adversario”
Es ésta una táctica evidente por la que conociendo las circunstancias que afectan a nuestro oponente (fuerza y debilidad) podremos actuar en consecuencia.
• “Confundir”:
Estrategia utilizada con mucha frecuencia en las artes de combate. Se trata de presentar lo verdadero como falso (KYO JITSU TENKAN HO). Hacer ver debilidad, para luego atacar con fuerza.. Presentar fuertes ataques, para esconder nuestra propia vulnerabilidad… etc…
• “Soltar la empuñadura”:
La expresión utilizada por MUSASHI nos acerca al menos a dos posibles interpretaciones:
La primera nos hace ver la necesidad de obviar el sable para evitar en lo posible la confrontación directa, tratando de lograr la victoria por otros medios distintos a la batalla abierta.
En una segunda lectura podemos encontrar una llamada de atención al hecho de, una vez iniciado el combate, no centrar toda nuestra táctica en el mero uso mecánico del sable y hacer en cambio un planteamiento inteligente de la estrategia a seguir.
• “El entorno del combate”:
La estrategia en este apartado no se refiere a la técnica de uso de la espada, sino más bien a las circunstancias presentes a nuestro alrededor: cómo utilizarlas en nuestro beneficio. Muchos de estos consejos se han hecho famosos y no sólo para el combate con sable; por ejemplo:
– “Situarse con la espalda al sol (fuego, luces, etc) o mantenerlo a nuestra derecha”.
– “Situarnos en el lugar elevado”.
– “Presionar al adversario empujando su espalda hacia cualquier obstáculo”.
• “Controlar la sombra”:
Esta táctica se basa en la reacción sorpresiva del adversario, si en el primer momento de su ataque mostramos superioridad contundente; normalmente se sentirá desarticulado, momento que debemos aprovechar para realizar el ataque definitivo.
• “El mar y la montaña”:
MUSASHI en este caso nos previene contra la utilización de técnicas de manera repetitiva. El BUSHI debe utilizar su técnica favorita (TOKUI WAZA) con una cierta prudencia. Repetir más de dos veces un ataque, supone quedar fijado por el adversario, con un riesgo evidente de ser interceptado en la siguiente oportunidad.
• “Mantener al adversario sobre la almohada”:
En esta estrategia pretendemos sencillamente que el oponente “no levante cabeza”.
Tratamos primero de descubrir su táctica principal, y a partir de ese momento le impedimos cualquier acción eficaz, dejándole que se agote en estrategias inútiles.
• “Controlar el declive”:
Si detectamos el ritmo del oponente podremos descubrir el descenso de energía que identifica su declive, su instante más vulnerable, para realizar entonces el contraataque definitivo.
• “Ataque angular”:
Cuando la fuerza del oponente es evidentemente superior, no podemos atacar frontalmente. Esto es aplicable con mayor razón a las grandes batallas. En este caso debemos encontrar las zonas vulnerables del adversario atacando sus flancos, de manera que podamos debilitarlo gradualmente.
• “El general conoce a sus tropas”:
A través de este símil militar, el autor nos presenta la visión del adversario como si se tratara de tropas a nuestro mando. Nosotros, como el general en la batalla, debemos manejar sus acciones, como si estuvieran previstas y ordenadas por nosotros mismos.
Tratemos de inducir en el adversario aquellos movimientos que nos ayuden a conseguir la victoria.
• “Aplastar su sable”:
Esta forma de control se basa en el tiempo muerto que puede presentarse entre una acción y otra, o el que podemos crear nosotros mismos. Si golpeamos el sable del adversario, dirigiéndolo hacia abajo, podemos inmovilizarlo con el pie durante un instante, que aprovechamos para atacar.
Este bloqueo podemos aplicarlo de muy distintas formas.
• “Aplastar”:
Esta técnica aconseja no subestimar la capacidad de reacción del adversario. Si observamos que el oponente es más débil o muestra una técnica desordenada y sin poder, debemos atacar de una manera contundente hasta aplastarlo, evitando que pueda recuperar su capacidad de ataque.
• “Convertirse en el enemigo”:
Esta táctica aconseja ponernos en el lugar del adversario, pensando desde el punto de vista de su ataque. Intentando descubrir sus verdaderas intenciones.
• “Intimidar”:
En ocasiones es posible reducir la capacidad del adversario amenazándolo mediante gestos imprevistos, movimientos del cuerpo o empleo de KIAI.
Una vez creada la apertura: atacar.
• “Inducir”:
En este caso debemos mostrarnos frente al adversario, totalmente tranquilos, relajados.
Esto debería inducirle a comportarse de una manera similar.
En el momento en que detectemos su relajación: atacar con decisión.
• “Cuatro manos (YOTSU TE)”:
Gráficamente esta situación representa un combate con las manos de TORI y UKE unidas, forcejeando, en igualdad de condiciones.
En este caso, MUSASHI previene contra el empate, como situación a evitar. Si se prevé llegar a ese equilibrio, actuar inmediatamente, rompiendo nuestra propia estrategia, para atacar sorpresivamente con una técnica innovadora.
• “Controlar su mente”:
Tratemos de presionar al oponente haciendo que pierda confianza en su estrategia. Sorprenderle con ataques imprevistos.
Todo ello no le permitirá concentrarse en su propia estrategia.
• “Mover su sombra”:
Si a pesar de haber intentado descubrir la estrategia del adversario, no logramos progresar en nuestro empeño. Lancemos un ataque ficticio, una finta que obligue al oponente a reaccionar descubriendo sus propósitos ocultos.
A lo largo de todo este manuscrito el autor nos refiere su visión acerca del combate, a través de numerosos conceptos relatados posiblemente de una manera desordenada y confusa (según él mismo reconoce).
No obstante su perspectiva acerca de la guerra y de la confrontación personal mantiene una filosofía inigualable:
“El espíritu del fuego es fiero, por más que la llama sea grande o pequeña”.
風MANUSCRITO DEL VIENTO
MUSASHI comienza este capitulo con un patente sentido crítico hacia otras escuelas, que enseñan el arte marcial de una forma limitada, centrándose exclusivamente en el sable.
En todo momento tarta de establecer una referencia con las técnicas de otros sistemas, como medio para progresar en el suyo propio (NITEN ICHI RYU).
El título de este MAKIMONO puede interpretarse de dos maneras diferentes. El KANJI que lo identifica se traduce como: VIENTO, ligado a la idea de movimiento, pero también como: TRADICIONES o estilos de lucha.
En él, el autor intenta mostrar nueve características débiles a evitar, detectadas en otros estilos.
• “Uso de sables muy largos”:
El empleo de espadas de excesiva longitud (DAI-TO; O-KATANA) es un signo evidente de debilidad.
La utilización de estas armas en lugares de espacio reducido, no permiten una esgrima de movimientos eficaces.
En esta situación estamos en clara desventaja combatiendo con un oponente con sable más corto.
Igualmente existen otras razones para evitar espadas largas: su peso puede provocar una merma en la velocidad; su longitud excesiva puede hacer muy lento el desenfundado en caso de peligro inminente.
En cualquier caso, la longitud en sí misma no constituye el error, sino el hecho de considerarla el único factor eficaz.
• “Golpes fuertes con el sable”:
La aparente ventaja de golpear siempre con una fuerza excesiva, puede llevarnos a desarrollar movimientos muy lentos.
Aparte de los condicionamientos lógicos de la estrategia adecuada a aplicar en cada combate, la eficacia del corte no depende de su fuerza como tal, sino más bien de la alternancia: contracción – relajación con que se ejecute.
Nuestro entrenamiento debe comenzar por asimilar la trayectoria adecuada del golpe, para potenciar paulatinamente la energía empleada en él.
Después comienza el trabajo para desarrollar la velocidad. Y es a partir de este momento cuando necesitamos establecer el grado de fuerza diferencial: relajación y velocidad (YIN) a lo largo de la trayectoria preparatoria a la técnica, y concentración total (YANG), pero muy breve, en la última parte del golpe, justo en el momento de contacto con el objetivo.
Solamente dominando estas dos fases, lograremos movimientos eficaces con el sable.
• “El uso del sable corto”:
MUSASHI menciona en este apartado el error de buscar la eficacia en los extremos: ni el sable demasiado largo, ni la espada corta nos darán la victoria por sí mismos.
Es necesario establecer un equilibrio entre el empleo de uno y otro, basado siempre en la observación detallada de la oportunidad.
Es el concepto básico de distancia (MAI AI) el que define la forma de actuación adecuada.
Incluso esa distancia viene condicionada por nuestra forma de mover o situar los sables.
El SHOTO (sable corto) genera por sí mismo distancias cortas de combate, permitiendo una mayor aproximación del adversario, lo que puede ser aprovechado inmediatamente por el DAITO (sable largo). El trabajo es recíproco, por lo que en combate con los dos sables (NITO), esa alternancia: corta – larga, va a estar presente de manera continua. Necesitamos por tanto, desarrollar esa doble eficacia basada en el dominio del MAI AI.
• “Métodos de utilizar el sable”:
No es el excesivo número de técnicas disponibles lo que aporta la ventaja a un estilo de combate.
El autor nos previene contra el intento de impresionar a través de un gran número de movimientos.
Incluso asumiendo que la perspectiva de técnicas posibles en el manejo del sable, presenta un amplio abanico, en el fondo todo ello se reduce a “cortar al adversario con la mayor contundencia”.
Como en todos los demás planteamientos, MUSASHI se muestra partidario de un estilo sobrio y directo. No hay honores que recoger tras la muerte de un adversario…
El dominio de la propia armonía y la ruptura de la del adversario es lo único que nos acercará a la victoria.
• “El KAMAE en otras escuelas”:
En este punto tenemos oportunidad de reflexionar acerca del empleo de las guardias de combate. Con una sola frase, MUSASHI no advierte del peligro de una posición estática: “Una postura fija solo se puede adoptar cuando no hay adversario”.
El KAMAE tiene sentido únicamente cuando sirve de apoyo a nuestra técnica de ataque o defensa.
Retomamos de nuevo el concepto de MU NO KAMAE (guardia sin forma) para definir la actitud adecuada en combate. Entender la posición como un objetivo es un error.
Cada uno de los KAMAE no debería ser más que un fotograma, dentro de una sucesión inacabable de ellos, que constituiría el combate en sí mismo.
Inmovilidad asociada a este concepto, significa debilidad, y por tanto derrota.
El sentido de una guardia defensiva es el de esperar la iniciativa del adversario para crear una apertura.
• “La mirada en otros estilos de combate”:
Fijar la mirada excesivamente durante un combate impide controlar los movimientos del ponente.
Observar directamente sus manos, ojos o pies, nunca ofrecerán una perspectiva adecuada de sus intenciones.
Fijarse en detalles concretos distorsiona nuestra percepción. Es necesario ver sin mirar.
El desarrollo de una mirada periférica permite controlar, no sólo al adversario, sino todas las circunstancias que nos rodean en el momento del combate, pudiendo extraer ventaja de todas ellas.
No mirar directamente al oponente. Observarle controlando siempre su triángulo de acción: cabeza – hombros.
• “Los desplazamientos”:
Como una prolongación del concepto de KAMAE (guardia), se estudian ahora los desplazamientos (ARUKI WAZA).
Una posición correcta desencadena un movimiento de piernas adecuado.
Para controlar el ritmo del adversario, necesitamos desarrollar en cada momento el tipo de desplazamiento apropiado: no demasiado lento o rápido.
La flexibilidad y el equilibrio son factores esenciales para movernos eficazmente en terrenos irregulares.
Evitar pasos bruscos, flotantes o en salto, todos ellos reducen sustancialmente la capacidad de respuesta.
Trabajar practicando continuamente para desarrollar una forma de desplazamiento natural (SHIZEN ARUKI).
• “La velocidad”:
Como en capítulos anteriores ya comentábamos, el concepto de velocidad en las Artes Marciales no tiene un sentido especial en sí mismo.
La idea de velocidad debe ligarse siempre a la oportunidad disponible, lo que nos acerca más a la idea de ritmo.
Rapidez o lentitud deben referirse siempre al ritmo del combate, para encontrar la velocidad necesaria.
En ocasiones asociamos la sensación de velocidad a la de eficacia. Esto normalmente provoca acciones apresuradas que aumentan la vulnerabilidad.
Si detectamos técnicas excesivamente apresuradas en el adversario, el hecho de mantener la calma nos permitirá aprovechar su debilidad.
• “Interno y externo”:
En este apartado final MUSASHI establece las premisas necesarias para una enseñanza eficaz de las Artes Marciales.
Su espíritu liberal no reconoce la diferencia entre las técnicas secretas y las enseñanzas sin limitaciones.
MUSASHI prefiere la didáctica abierta con una progresión lógica desde los principios básicos hasta las tácticas más avanzadas.
No existe un aprendizaje final. Todo debe ir enriquecido a través de la práctica y la propia experiencia.
Con estas reflexiones, en las que manifiesta abiertamente su opinión contraria a los niveles de enseñanza propios de otras escuelas MUSASHI cierra el manuscrito del VIENTO.
Los nueve apartados incluidos en él, corresponden a otros tantos aspectos básicos del combate, enfocados esta vez desde un punto de vista eminentemente crítico.
空MANUSCRITO DEL VACIO
Es éste un manuscrito breve y con un significado escondido.
El VACIO es el elemento que contiene a los otros cuatro. Es el lugar donde todo surge de manera espontánea, sin procesos de pensamiento, sin periodos de espera.
Es la actitud de la intuición más pura. De la armonía perfecta:
“Se llega al Vacío real cuando se disipa la oscuridad y las nubes de la confusión han desaparecido”
Con el capítulo “VACIO”, MUSASHI cierra sus “cinco anillos” y de alguna forma también su propia vida.
En 1645, algunas semanas antes de su muerte, envía todo el manuscrito a su discípulo TERUO.
Quizás los Cinco Anillos sean también un resumen de su agitada existencia.
A pesar de su pragmatismo y el lenguaje directo de su obra, es difícil resistirse a tratar de buscar en ello un trasfondo espiritual, aparte del meramente estratégico o táctico de sus escritos.
Para algunos autores, las citas del libro relacionadas con el Budismo son meramente anecdóticas…
Para otros. La propia estructura del libro, dividido en cinco elementos, denota una intencionalidad claramente espiritual.
Esos cinco círculos concéntricos, conforman un espacio tridimensional que, a modo de pirámide escalonada, representa los distintos niveles de progresión para el BUSHI.
En lo más alto, como la cima de una montaña, el Vacío nos acerca al espacio infinito, al conocimiento sin forma y sin limitaciones, al despertar del espíritu.
El método para derrotar a un adversario, se transforma por fin en el sistema perfecto para vencer en nosotros mismos toda negatividad… “Para vencer cada día, el Yo del día anterior”.
El sable no es ya un instrumento de muerte y destrucción, sino la “Espada de Sabiduría” que garantiza la victoria del conocimiento sobre la ignorancia.
Nosotros mismos nos veremos transformados en FUDO MYOO, la divinidad Budista arquetipo del guerrero espiritual, que confiere el estado FUDOSHIN (espíritu inamovible).
Cada gesto nos acerca progresivamente al estado MUSHIN: la vacuidad, la ausencia de razonamiento que provoca finalmente el MUGA: la capacidad de percepción interna.
El sable toma entonces un significado especial, aprendemos a verlo de una manera diferente:
• En el TSUKA (empuñadura) identificamos nuestra propia personalidad, aquello a lo que nos aferramos. Su extremo (TSUKA KASHIRA) simboliza el vientre (HARA), la tierra, la raíz del sable, el origen de nuestra energía.
• El TSUBA (guardia) representa la dualidad: el bien y el mal, agredido y agresor, es aquello que nos recuerda el deber moral de preservar la vida.
Esta guardia divide al sable en dos partes, que diferencian igualmente dos aspectos del ser humano: su personalidad material (TSUKA) y su esencia espiritual: la hoja.
Incluso en la propia hoja del KATANA se pueden identificar dos aspectos del individuo:
MINE (dorso): que representa su universo material (TAIZOKAI)
HA (el filo): que se asocia en cambio con el Universo espiritual; con su Budeidad (KONGOKAI).
Recordemos que TAIZOKAI y KONGOKAI constituyen los dos mandalas esenciales, utilizados para la meditación dentro del Budismo esotérico.
El KISAKI (punta del sable) se identifica con el centro del alma.
La hoja del KATANA es en su conjunto, el alma del BUSHI. El SAYA (funda) representaría entonces el cuerpo material.
Los movimientos de ataque o defensa, constituyen ahora oportunidades para evolucionar interiormente. Cada uno de ellos toma un significado oculto:
Cuando desenfundamos el KATANA (NUKI TSUKE), iniciamos con este gesto un nuevo ciclo, la oportunidad de una nueva existencia en el continuo encadenamiento de reencarnaciones. Simboliza el renacer.
Cuando finalizamos la serie de movimientos que culminan en el corte definitivo (KIRI TSUKE), transmitimos nuestro deseo de cortar con nuestros apegos, con todo aquello que nos une al mundo exterior. Este gesto tiene el significado de cortar los lazos materiales y retornar a nuestro Universo interior.
De esta manera cerramos de nuevo el ciclo iniciado al desenfundar nuestro arma, retornando finalmente al VACIO.